sábado, 6 de noviembre de 2010

Ping Pong Brasil


El líder de los Sin Tierra, Joao Pedro Stedile, el intelectual Emir Sader y Valter Pomar, uno de los dirigentes nacionales de Partido de los Trabajadores exponen sus ideas en torno a tres temas: Medios y campaña electoral, composición del voto de Dilma Rousseff y Reforma Agraria en Brasil.

Medios de Comunicación y campaña:


Joao Pedro Stedile:
Tuvimos una campaña un poco rara, porque muchos del partido (de los Trabajadores) creían que iban a ganar en la primera vuelta e hicieron una campaña basada solamente en la televisión. Por eso se volvió aburrida, sin disputa de proyectos ni de ideas. Pero la derecha se articuló y llevó las elecciones a segundo turno. Allí tuvimos otro tipo de campaña. Hubo una rearticulación de las fuerzas políticas en el país, y el triunfo fue posible porque los militantes de las organizaciones sociales salieron a las calles y transformaron la campaña en una disputa de clases. Esa fue nuestra tarea como movimientos sociales, porque los marketineros la habían transformado en una disputa de programas de televisión, como si le fueran a vender un producto a la gente, que tenía que quedarse en su casa como esperando el resultado de un partido de fútbol.

Emir Sader: El liderazgo de la oposición durísima a la candidatura de Dilma Rousseff fueron los medios de comunicación. A punto que una ejecutiva del periódico más importante de San Pablo dijo expresamente que como los partidos de oposición son débiles, ellos (los periódicos) deben asumirse como partidos de oposición. Y lo ejercieron de manera brutal: campaña directa todo el tiempo en contra de la candidatura de Dilma. Entonces salen como los principales derrotados con el triunfo del PT.

Valter Pomar: Ellos son un partido político. La presidenta de la Asociación Nacional de Prensa, Judith Britos, que es una de las directoras del diario Folha de Sao Paulo, dijo con todas las letras que como la oposición era muy débil, le cabía a la prensa asumir su papel. Entonces no hay dudas. Basta mirar las caras de los presentadores de los noticieros para darse cuenta que sufrieron una derrota electoral. Pero eso también pasó en las presidenciales de 2006 y del 2002, y lo increíble es que estos tipos siguen teniendo sus monopolios. La verdad es que nuestro gobierno, el de Lula -y puede pasar lo mismo con el gobierno de Dilma-, tiene una tolerancia con el crimen mediático que es inaceptable. Nosotros necesitamos de una ley de medios que quiebre los monopolios de comunicación. Si esto no pasa, cada dos años, de elección a elección, veremos a los medios de comunicación cometiendo crímenes, en especial la radio y la televisión que son concesiones públicas y que no pueden utilizarse así.

Una discusión en torno al voto de Dilma:


Joao Pedro Stédile: Por detrás de cada uno de los candidatos se posicionaron las clases sociales. Con José Serra estaba la burguesía más subordinada a los EEUU, los bancos, los latifundistas, la clase media más conservadora y los sectores más derechistas y reaccionarios de la iglesia católica conservadora y de los pentecostales. Y por detrás de Dilma se posicionaron sectores de la burguesía brasileña nacionalista, una clase media más politizada y prácticamente todos los sectores organizados de la clase trabajadora del campo y de la ciudad. Eso permitió que Dilma ganara las elecciones y representó así un resultado de confrontación de clases que se puede medir en términos geográficos. En aquellos lugares donde la burguesía tiene una hegemonía mayor y donde los latifundistas controlan a la sociedad, Serra ganó las elecciones. Y donde hay una presencia más fuerte de los campesinos y de la clase trabajadora Dilma ganó las elecciones. Ahora los movimientos sociales creemos que hay una correlación de fuerzas con una presencia más fuerte de la clase trabajadora, con una presencia más fuerte de las fuerzas populares y eso genera un ambiente político que le permitiría a la presidenta hacer un programa con reformas estructurales. Además hay una mayoría en el Senado y una mayoría en diputados, y aunque los tucanos y la derecha mantuvieron Sao Paulo y Mina Gerais, sin embargo la mayoría de los gobernadores están ahora con Dilma. Entonces hay una correlación de fuerza institucional también más propicia para q tengamos un gabinete un poco más hacia el centroizquierda que lo que fue con Lula, cuando él tuvo que manejar alianza partidarias.

Emir Sader: Dilma Rousseff recibe una herencia positiva, al contrario que Lula, en ese sentido puede avanzar mucho más hacia la democratización de las relaciones de propiedad en el campo, en el sentido de la pequeña y mediana propiedad, y yo creo que lo va a hacer. Donde triunfó José Serra es en el sur, que es étnicamente más blanco y más conservador en Brasil, y en la zona centro oeste, donde están los ruralistas.

Valter Pomar: La votación de Dilma tiene la misma característica sociológica que la votación de Lula. No se puede decir que Lula tenía una votación más diversificada y que Dilma tiene una votación más proletaria. En los tres procesos electorales, los dos de Lula y este de Dilma, la composición social es la misma. Los mapas de votación son los mismos. Los pobres votaron con nosotros, los sectores medios y ricos votaron a la oposición. Esta es la regla general. Pero todo va a depender de la correlación de fuerzas de los próximos años. Habrá una pelea muy dura.

Reforma Agraria y otras yerbas:

Joao Pedro Stédile:
El gobierno de Lula fue un gobierno de composición de clases. De cierta forma Lula frenó el neoliberalismo y aplicó políticas de compensación social donde no necesitó hacer reformas estructurales. Hizo una pequeña distribución de renta para los más pobres, sin afectar los intereses de los ricos que siguieron ganando dinero. Sin embargo de aquí en adelante, para enfrentar los problemas que todavía tenemos en una sociedad que es la tercera más desigual del mundo, no puedes seguir con políticas de compensación social. Tienes que tomar medidas que afecten la estructura productiva en la sociedad. Ya no basta con seguir creciendo al 5%. Hay que afectar los intereses de los latifundistas, de la gran burguesía y de las empresas transnacionales y del sistema financiero. Van a ser cuatro años de mucha disputa. Nosotros (en MST) tenemos dos bloques de demandas básicas. Primero hay cerca de 100 mil familias acampadas a las orillas de los caminos, de as haciendas tomadas, y necesitamos una solución rápida para esos compañeros que están sufriendo en esas pésimas condiciones. Por otro lado tenemos una agenda de más largo plazo, que se trata de la reestructuración de la producción agrícola en Brasil. Saben que como en Argentina y en toda Latinoamérica, y como fruto del dominio de las trasnacionales sobre el agro y su alianza con los grandes propietarios, se produjo una matriz productiva que llamamos agro-negocio. Está basado en grandes extensiones de tierra y en el uso intensivo de la mecanización y de los venenos. Este modelo se dedica sólo a la exportación Del otro lado, tenemos el modelo de producción de agricultura familiar, de producción campesina diversificada en pequeños y medianos productores que se dedican al mercado interno. El debate entre estos dos modelos se definirá a largo plazo. Esperemos que el gobierno de Dilma sea un aliado para empezar a cambiar esto.

Valter Pomar:
Tanto en el tema de la reforma agraria como en el de los medios de comunicación, los cambios van a depender de la correlación de fuerzas. Pero creo que en cuanto a la reforma agraria, no va a haber un cambio sustancial entre los gobiernos de Lula y el gobierno de Dilma. Esto podría pasar si hubiera un cambio en el comercio internacional, al punto que se rebasen los mercados para las comodities y eso permita la posibilidad de liberar tierras de mejor calidad para los trabajadores. Porque la legislación brasileña no permite hacer reforma agraria con expropiación. Solo lo permite pagando al terrateniente. Y eso hoy implica que el costo de la tierra, que es muy alto, torne anti-económico hacer la reforma agraria en algunas regiones del país. Porque es más costoso asentar una familia que proporcionar la creación de empleos urbanos para muchas familias. Por eso, a mi juicio, sólo habrá un cambio en el tema de la reforma agraria si hay una modificación en la situación internacional.

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